miércoles

El Pensadero en la Radio!!!

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Día de la Mujer - Colaboración para Semanario Tiempos


YO, MUJER, NO QUIERO DÍA DE LA MUJER

Desde aquél 8 de marzo en que esas mujeres murieron por protestar han habido, gracias a otras numerosas protestas y hombres pensantes, muchos cambios. Porque desde entonces la mujeres hemos podido igualarnos en muchísimos ordenes en la Argentina.
Tiempo pasó desde aquella primera universitaria graduada en farmacéutica, Elida Passo, que tuvo un litigio con la Universidad de Medicina ya que ésta le negaba el acceso alegando las adversidades que significaba el tener que compartir el aprendizaje con los otros estudiantes varones. Hoy día me arriesgaría a decir que hay más mujeres que hombres universitarias.
Algunos años también pasaron desde que la mujer accedió al voto; y hoy contamos, nos guste o no cómo lo hace, con una presidenta mujer electa, impensable hace tan sólo cuarenta años atrás. Hoy podemos trabajar fuera de la casa sin que sea mal visto, podemos elegir casarnos o no con el hombre que queremos y queramos; podemos querernos, desquerernos y volvernos a querer. El maravilloso invento de la pastilla anticonceptiva nos ha dado la libertad de elegir nosotras mismas cuándo ser madres o no serlo nunca.
Ya sé que muchos dirán, y con razón, que nos faltan cambiar cosas para que seamos iguales, iguales, pero estamos y vamos para mejor.
Cuando se hacen los actos en este día sale a la luz temas conflictivos y reales, pero que están vistos con un solo ojo y como se sabe así no se aprecia la profundidad. El día de la mujer suele ser un día de rencor contra el hombre. Salen temas tales como violencia contra la mujer, que es un gran tema, pero tendríamos que entender que las mujeres también son golpeadoras, a hombre y a los hijos. Tendríamos que luchar contra todo tipo de violencia, sin importar el género. Dejemos de decir que porque seamos mujeres somos débiles. Débil es cualquier persona, sea hombre o mujer, que tenga un desequilibrio psíquico o emocional.
Muchos podrán decir y con razón que las diferencias económicas no hacen tan fácil esta igualdad. Que hay mujeres golpeadas que no pueden irse de la casa así como así y es verdad, y es allí donde debería intervenir y ayudar el Estado. Pero también debería estar del lado de los niños mal criados por madres que de eso sólo tienen el título y que ganan la tenencia por ser las “madres”.
Otro gran tema es el asociar a la mujer con la procreación. “Nosotras tenemos el don de ser madres, de parir” dicen algunas con voz quebrada por la emoción. ¿Ser madre es parir? Y ¿acaso nos auto reproducimos? La naturaleza le ha dado a la mujer la posibilidad de gestar en su vientre durante nueve meses una criatura que no sería tal sin el valioso espermatozoide del hombre. Si luego de la concepción, los hombres quedan al margen del asunto se debe puramente a nosotras, porque el hombre bien puede ser parte de ese desarrollo durante la panza y luego, en lo más importante que es la crianza de ese ser. Hoy en día y acá las mujeres que queremos gozamos de la igualdad de la crianza de un bebé: un hombre hoy cambia los pañales sin que sea mal visto, como debe ser. Ya es hora que entendamos que ser madre no es un don, es una responsabilidad compartida al 50 %. Ninguna mujer es lo que es por poder reproducirse, como tampoco ningún hombre. ¿Que muchas veces cargamos con la crianza de los niños, más la casa (con todo lo que eso implica), que algunas hasta tienen que trabajar afuera y siempre con los labios pintados y el pelo bien arreglado? Si, es verdad, es duro, pero repartamos el peso y será más fácil. Obliguemos al Estado que nos ayude si somos madres solteras, pero no con un plan “jefas”.
Yo creo que en este tema de ser padres los hombres están en desigualdad con respecto a nosotras y esto tendría que ser modificado. Por ejemplo, la ley a un trabajador del comercio hombre sólo le da dos días de licencia por paternidad, mientras que a la mujer le da tres meses. ¿Acaso la llegada de un hijo no es una revolución en una casa? ¿Acaso el hombre no tiene el mismo derecho de estar ese primer tiempo de reacomode con su mujer y su hijo? ¿quién mejor para ayudar a la mamá sino el padre del bebé? Sin embargo culturalmente damos por hecho erróneamente que la que lleva la carga es la mujer y el hombre es un actor secundario. La ley debería ser igual en esto también.
Por otra parte se que hoy y acá hay mujeres que no pueden salir de la cocina, que muchas no disponen del dinero hogareño y tienen que pedirlo como si fueran niñas, que hay quién juzga a la que se separa y vuelve a empezar con otra pareja, que hay quién dice que el hombre es un pollerudo si lava los platos... Todo esto y mucho más aún pasa en el 2009 y hay que seguir educando para que se cambie.
Por favor no me vengan con actos con música romántica, ni flores, ni exaltación de la maternidad, ni de “hombres malos”. La mujer es mucho más que eso y algunas nada de eso y aún así son mujeres. Dejemos de ver las diferencias y competir y empecemos a compartir. Nos costó. Años nos costó; pero ahora que casi lo logramos no nos quedemos resentidas, vivamos juntos, con las diferencias. Si yo le doy la teta durante la noche, que él entretenga al bebé a la tarde para yo poder dormir una siesta; que si ambos trabajamos, compartamos las cosas de la casa; que si yo hago las comprar que él lleve a los chicos al colegio; que si yo cocino que él lave los platos.
No nos pongamos a ver quien es mejor si la mujer o el hombre, las malas acciones deben ser controladas por el Estado y repudiadas por todos más allá de qué género las ejerza. Y reconozcamos que todos los derechos que hoy tenemos y ganamos, los conseguimos gracias a los hombres, hombres inteligente que siendo mayoría en las cámaras votaron a nuestro favor. En estos días propongamos leyes que nos ayuden a todos: mujeres y hombre a vivir mejor. Me gustaría que algún día no existiese el día de la mujer. Cuando esa fecha transcurra como un día más, será cuando estemos realmente en igualdad.

Melisa Sonneborn