sábado

No asesinen al pelado japonés que trepa al paredón

Reflexiones de Giovanni...

Ustedes se preguntarán ¿A qué se refiere Giovanni Michenza? Cuando iba al colegio primario, a falta de mp3 y mini video juegos, uno de nuestros divertimentos para evadirnos de la clase consistía realizar dibujos con acertijos. Muchos recordarán aquellos dibujos que representaban mexicanos vistos desde arriba, identificados por su gran sombrero realizado básicamente con dos círculos concéntricos. Y así aparecían sobre la hoja un mexicano haciendo pis, un mexicano andando en bicicleta, un mexicano andando en canoa, etc. Pero entre la serie de no mexicanos estaba el famoso “pelado trepando al paredón”, este dibujo consistía en un semi círculo apoyado sobre una línea. Mientras la maestra explicaba cosas tan poco atractivas como la regla de tres simple, uno realizaba el diseño del calvo oculto y le preguntaba a un compañero que aún desconocía el truco ¿Qué es esto?

Cuando vi la marca Gesell, como soñar era posible, mi mente recordó aquel entrañable pelado. Pero esta vez el escalador con alopecia es japonés, dado que el semi círculo es de un vivo amarillo. Créanme que lo que digo no es una crítica, ni una burla al logo-isotipo que representa a nuestra ciudad, todo lo contrario, es una forma cariñosa de referirme a la marca de Gesell.

Otra de las cosas que recuerdo de mi infancia, es el escudo de villa Gesell, aquel de los pinitos, el médano y el mar. Los geselinos y turistas lo lucíamos con tanto orgullo, el escudo estaba por todos lados. Sin embargo alguien vino un día, dijo que era viejo, y lo cambiaron. Cuando se crea el municipio urbano de Villa Gesell, a fines de los 70, apareció en nuestra vidas un escudo que consistía en tres piñas, motivo geselino si los hay, eran bonitas y bien podían representarnos. Sin embargo con el advenimiento de la democracia vino volando una gaviota sobre los médanos y se poso en nuestro escudo, logo o isotipo, como lo quieran llamar.

Con los vaivenes de la política cambio el color del partido que gobernaba, y así la gaviota recibió un hondazo, y dio lugar al “sombrerito de hijitus” ¿Recuerdan al sombrerito de hijitus? En su momento fue un logo muy moderno. Consistía en un rectángulo azul de bordes irregulares que representaba el cielo, un circulo rojo que representaba el sol, y en la base del dibujo dos líneas onduladas que simbolizaban los médanos y el mar. Este logo-isotipo tenía una estética similar al logo de España realizado por Joan Miró. El logo, según los que saben, tenía buena pregnancia en la mente porque tenía figuras geométricas básicas que lo hacían fácilmente recordable. Pero bueno, los gobiernos no duran para siempre, entonces hijitus se fue volando desde Gesell a Trulalá y se perdió en la noche de los tiempos. Entonces ahí fue cuando apareció la ensaladera. El ingenio popular siempre ve en los logos de Villa Gesell otra cosa distinta que la que quiso expresar el creador. La ensaladera es algo así como una reedición del viejo y primitivo escudo de Villa Gesell: Pinos, Médanos, Mar, etc. Pobre recipiente con vegetales, no duro ni una administración, pues el mismo gobierno que la creo decidió sustituirla por el pelado japonés que trepa el paredón.

Crear un símbolo que representa a Gesell cuesta dinero, y más dinero aún se invierte en propagar esa imagen para que nos asocien a ella. La identidad de una ciudad debe ser una cuestión de gobiernos, y ni siquiera de gustos. No hay logos feos o logos lindos, hay imágenes de marcas que funcionan o no funcionan. Pensemos en empresas que han impuesto su marca: Coca-cola, Pepsi, Nike, Topper, Adidas, Renault, Ford, Chevrolet, Mercedes Benz, Bic, JVC, Quilmes, etc. Yo pregunto ¿Alguna de ellas cambia su símbolo cada tres o cuatro años? La respuesta evidente es un rotundo NO. Podríamos ponernos a discutir años, si el cavallino rampante de Ferrari es feo o lindo. Pero sería una discusión estúpida, lo importante es que el caballito encabritado es asociado automáticamente con Ferrari.

Soplan nuevos tiempos, pero espero que esta vez exista buen criterio, y lo dejen al pobre pelado seguir trepando el paredón. Podrán hacerle muchas criticas a nuestra actual marca: Que es elemental, que es fea, que la palabra Gesell esta en una tipografía básica, pero la cosa no pasa por allí. La elección de un logo no es algo que deba ser democrático, como no lo es opinar sobre la metodología de una operación a corazón abierto. La actual marca de Villa Gesell fue realizada por especialistas confiemos en su juicio. No quememos más dinero e impongamos un diseño que nos identifique para siempre. No asesinemos al pelado que trepa al paredón.

Giovanni Michenza, Arroyo de las Gallinas

01 de noviembre de 2007