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LO QUE COMEMOS Y COMO LO COMEMOS


Tomo de la góndola un pote de un queso untable. Con sabor a mariscos dice en el frente y el dibujo también lo demuestra: unos preciosos y carnosos mariscos rosados. Yo ya lo sospechaba, pero leo entre los ingredientes: aromatizante de mariscos. La mayoría de las cosas que consumimos tienen colorantes, saborizantes, estabilizantes, espesantes, conservantes, emulsionantes; muchas, muchas palabras terminadas en antes...


Recuerdo cuando era pequeña abrir chauchas para extraer los porotos, algunos blancos, otros bordó o gaspeados. Eran plantadas por mi papá y cada tanto mi mamá nos reunía para que la ayudemos y nosotros protestábamos un poco. Ahora, yo ya un poco mayor, mi padre sigue con su costumbre de hacer almácigos que llegado el verano nos da a los hijos: plantitas de tomates, de apio, de ajíes. Él los planta en su tiempo libre en espacios muy reducidos. En alguna ocasión, cuando mi papá realiza un viaje, me ha tocado regar esos plantines y también (ahora lo confieso) me tentó un morrón rojo y lo comí directamente allí, arrancándolo de la planta y he saboreado del dulzor de lo que únicamente ahora es sembrado bien. Probar un tomate, un morrón, un choclo plantado a pequeña escala o mejor dicho, naturalmente, tiene otro sabor o tal vez sea acertado decir tiene sabor.

Ahora, frente a los cajones de verduras del mercado no sé que pensar. Los tomates van del color verde al naranja y no tienen gusto a nada; las bananas vienen totalmente verdes y me pregunto si tendrán el mismo sabor si maduraran en la planta; las peras siempre duras o marrones machucadas, los choclos parecen carecer de dulzor.
Pero el tema no es solamente con las verduras. Otros productos también han dejado de tener su sabor original. A las vacas se las alimenta con balanceados, al igual que a los futuros pollos, algunos pescados de criadero hasta se le agregan colorantes porque al ser tan pequeños no llegan a elaborar el color naturalmente.
Todo lo que consumimos se extrae con demasiada ansiedad. No se trata de lograr un mejor producto, sino que engorde y rápido, que pese mucho. ¿Y que hay de los productos elaborados? Muchos jamones cocidos tienen saborizantes a jamón cocido y harinas para secarlos más rápidos. Existe un líquido para dar sabor ahumado.

Muchas cosas vienen en polvo: puré de papas, sopas, saborizantes para salsas, jugos, vitaminas, leche, preparados para pizzas, ñoquis, etc., etc., etc.

Sin dudas la comida que consumimos cambió y los métodos para conservarla y cocinarla también. Cualquier persona puede tener en su casa un microondas o un freezer. ¿Pero los usamos correctamente? ¿El agregado de conservantes, colorantes y demás aditivos son perjudiciales para la salud? Todo esto nos inquietaba y fuimos a hablar con alguien que tenga la información precisa. Nos pusimos en contacto con la jefa del área de Bromatología de Gesell, la bioquímica Mabel Sarmiento quien nos brindó sus respuestas con claridad y certeza. Durante toda la entrevista su mano hará dibujos con la birome sobre un cuaderno para graficar lo que explica.

¿Perjudican a la salud el uso de conservantes, estabilizantes, colorantes en los alimentos que habitualmente consumimos?

“Siempre y cuando sean los conservantes, colorantes, emulsionantes y demás, permitidos, no son perjudiciales para el hombre.” dice Mabel Sarmiento. “Para que un conservante o un colorante sea permitido hay todo un estudio de una serie de instituciones entre ellas el Ministerio de Salud- por las cuales pasa para que ese colorante, por ejemplo, se corrobore que no sea nocivo para la salud.”

Congelados

¿El producto congelado pierde propiedades nutritivas?

“No. Cuando el producto está en un freezer a menos veinte grados lo que se hizo es cristalizar las moléculas de agua que tiene el producto internamente. Cuando yo voy a descongelar estoy haciendo que cambien de estado esos cristales, hay que hacerlo de la manera adecuada. El descongelado se puede hacer de varias maneras. Si es algo muy fino, como una hamburguesa o milanesas se puede descongelar cocinándolo y no va a sufrir deterioro el alimento: desde la parte de conservación y de la parte nutricional. Se puede también descongelar en la heladera, con los tiempos adecuados. O también se puede descongelar bajo un chorro de agua fría, siempre que el alimento lo permita y siempre con una bolsa de nylon para que el agua no tome contacto con el alimento.”

Sarmiento nos aclara que no se debe congelar y descongelar varias veces por dos razones. Primero: “porque si yo congelo y descongelo, lo que yo estoy haciendo es romper la cadena de frío. Si cortamos la cadena de frío tantas veces podemos provocar el desarrollo de microorganismos. Cuando llevamos el alimento a menos veinte grados no estamos matando al microorganismo, lo que logramos es que esté en vida latente. Pero cuando las temperaturas son óptimas esos microorganismos se reproducen y de manera acelerada.

Y la segunda es porque el agua es la única sustancia que al congelarse aumenta de volumen y lo que hace es romper parte de la estructura de las células. Entonces cuando yo descongelo siempre hay una cantidad de líquido que es mucho más grande que cuando yo la puse. Si yo puse el alimento en una bolsa, cuando lo puse no tenía líquido y al descongelarlo, en la misma bolsa siempre hay un líquido que no estaba. Precisamente porque el agua al congelarse rompió parte de esa estructura y hay líquido o exudado de líquido de la misma célula. Ese líquido tiene nutrientes que lo estamos sacando a través de ese exudado. Si yo congelo y descongelo varias veces estoy haciendo que ese alimento, al final de esta mala manipulación, tenga un valor nutricional mucho menor del cual yo partí. Y lo que estamos buscando es que el alimento, independientemente de que sea inocuo, es decir que no nos produzca una enfermedad, sea sano y nos nutra.”

Por esa razón es que la descongelación debe ser de manera adecuada. Nunca se debe descongelar a temperatura ambiente. “Cuando uno averigua como se descongelan los alimentos habitualmente, en la casa” dice Sarmiento “uno se entera que la mayoría lo hace a temperatura ambiente y esto es un grave error. A temperatura ambiente se va descongelando progresivamente y mientras tanto los microorganismos están en su salsa y se empiezan a reproducir rápidamente.” Mabel nos dice que no se tiene noción de lo rápido que se reproducen las bacterias y nos da un ejemplo: de un microorganismo por gramo de alimento al cabo de doce horas de temperatura ambiente podemos tener sesenta y nueve mil millones de microorganismos. Si lo multiplicamos en relación con un plato donde tenemos no un gramo sino trescientos gramos de alimento se tiene una cantidad de microorganismo impresionante. Solamente por no tomar las precauciones al momento de la descongelación.

Descontaminacion

Muchas veces consumimos productos elaborados comprados, como pueden ser tartas o empanadas. Cuando llegamos a nuestras casas esa comida está tibia o lo estuvo antes de comprarlo durante un tiempo que no podemos determinar. Entonces lo que hay que hacer es descontaminar esa comida.

“Para descontaminar un alimento siempre lo voy a llevar a un horno común a 80° C durante cinco minutos ya se descontamina el alimento. Lo tibio es una temperatura riesgosa. Los alimentos calientes siempre tienen que estar bien calientes y los fríos bien fríos. Porque hay un registro que los alimentos tienen que estar por arriba de los 70 °C y si están refrigerados por debajo los 1 o 2 °C en un congelador o un freezer a -20°C. Allí lo que hago es frenar la reproducción de microorganismos. Pero hay una franja entre los 7 y los 70°C que es una zona de máximo peligro. Lo tibio está en la zona de peligro. ¿Por qué hacerlo en un horno común? Porque es un calor seco y éste es el que mata a las bacterias.”

La descontaminación de productos como facturas o conservados en sal no es necesario hacerla ya que éstos al tener exceso de azúcar hace que no sea un medio propicio para los microorganismos.

Microondas

Consultamos a Sarmiento también sobre si el uso frecuente de microondas es perjudicial para la salud.

“No, las ondas electromagnéticas no. Al microondas hay que saber utilizarlo” nos dice la doctora “El microondas al contrario de un horno convencional produce un calor húmedo. El microondas lo que tiene son ondas electromagnéticas. Estas ondas actúan sobre las moléculas de agua, las hace friccionar unas con otras y aumenta la temperatura. Al descongelar, por ejemplo en el microondas, siempre quedan gotitas de agua, porque es un calor húmedo. Si voy a descongelar un alimento, lo puedo hacer en el microondas, pero voy a respetar el volumen, tiempo, temperatura, la potencia. Tengo que tener cuidado en eso y seguir las instrucciones que el propio aparato me da.”

Por otra parte hay que tener muchísimo cuidado en qué recipiente voy a descongelar. “No puedo llevar al microondas un alimento en cualquier recipiente y mucho menos plástico. El plástico tiene que ser el adecuado para el microondas. Porque a veces compramos recipientes económicos y muchos de ellos no dicen que están aptos para microondas, la leyenda debe estar inscripta debajo del recipiente. Si yo llevo al microondas ese recipiente no apto se liberan sustancias tóxicas y cancerígenas. Porque hay una migración desde el plástico al alimento.”

Entonces lo aconsejable es llevar elementos inertes como el vidrio o la loza. Nunca un plástico que no diga que está apto para el microondas, nada de bolsitas plásticas.

“Podemos también descontaminar en microondas un alimento. Pero que nunca queden, por ejemplo, partes frías o tibias. Todo el volumen de esa comida que esté bien caliente, no la parte superior o inferior.”

Otro ejemplo que da la doctora Sarmiento es el calentar la mamadera en el microondas. Hay que fijarse si esa tetina, si ese plástico de la mamadera es apto o no para usarlo en microondas.

Del sabor...

¿Porqué los alimentos no tienen sabor?

“Porque han sufrido cambios” nos dice Sarmiento “Los sabores no son los mismos porque el modo de cultivos, de crianza no son los mismos. Hace unos años atrás tenían una alimentación diferente. Ahora son híbridos: se los van cruzando con otras especies para que tengan un mejor aspecto y demás. Pero en realidad vamos perdiendo los sabores, todo por una cuestión económica.”

Pero nos preguntamos si además de perder el sabor, se pierden los nutrientes.

“No, los nutrientes no.” nos aclara Sarmiento “Los nutrientes, los minerales, las vitaminas están. Lo que pasa es que los sabores no son los mismos porque fueron combinados con otras especies diferentes.”

Transgenicos y agroquimicos
El cambio en la forma de cosechar es muy, muy diferente de lo que era no hace muchos años atrás. Más de una vez me he sorprendido delante de un cajón de verdura viendo morrones asombrosamente iguales, del mismo tamaño, como si hubiesen sido cosechados dentro de envases con una única forma. El uso de agroquímicos en los sembradíos es impensable para un ciudadano común. Sólo a través de las publicidades nos llegan los ecos de ese mundo: aplique el fertilizante tal, líquido hidrogenado, para las malezas, insecticidas, plaguicidas, minerales, etc., etc., Todo un circulo que parece vicioso y cuyo único fin es la producción de hoy y el vaya saber qué de mañana.

Según lo que he leído la saturación del suelo y la intoxicación que se produce al utilizar cantidad de agroquímicos llevó a buscar otra forma de protección para la planta. Así surgieron investigaciones donde realizando modificaciones genéticas se logró mejorar el aspecto, el rendimiento, la resistencia a la sequía o a las plagas, etc. A los productos que presentan estas modificaciones se les llama transgénicos.

Estas plantas transgénicas lograron su cometido, por ejemplo, en ser nocivas para insectos que los productores querían evitar; pero también perjudican a otros animales que no lastiman los cultivos como las mariposas y otros insectos.

Pero lo que nos inquietaba era saber si estos alimentos transgénicos perjudicaban la salud humana y se lo preguntamos a Sarmiento.

“Yo leí muchísimo sobre el tema, porque fundamentalmente tengo una familia y quería saber hasta dónde es bueno consumir alimentos transgénicos o no. Hasta el momento no hay ninguna investigación científica que demuestre que puede producirnos alguna alteración a nuestro organismo. Hasta que los científicos no digan lo contrario, tampoco podemos aseverar que eso es malo. Hasta ahora, lo transgénico no produce nada al hombre.”

Del nitrogeno como agroquimico

”Se usaban tantos agroquímicos que le agregaban nitrógeno al suelo. El nitrógeno sufre una oxidación y se convierten en nitratos o nitritos. Estos elementos sí son perjudiciales, porque nos trae consecuencias renales y nos puede traer serios problemas de salud. Hay ciudades que están cerca de los campos en donde no pueden consumir el agua debido a esto. Pero como dice Paulin, que es un gran científico a quien yo admiro mucho 'las sustancias no son las nocivas. La dosificación es lo nocivo.'” Mabel nos habla en pasado en cuanto al uso del nitrógeno, pero nosotros escuchamos las publicidades radiales donde lo promocionan con grandes beneficios.

Adherimos a ello también: las sustancias no son las nocivas, pero ¿Cómo las usamos, dónde, con qué frecuencia? El uso de estas sustancias no sólo contaminan el agua si no que también a nosotros ya que a través de los alimentos las consumimos.

¿Podemos hacer algo frente a esto?

“Frente a los agroquímicos como consumidores no podemos hacer muchos, más que concientizar al productor. Ahora se estila las huertas orgánicas. Yo he estado en congresos donde se trataba el tema de los agroquímicos y sé que hay organismos que toman muestras al azar para realizarles estudios para saber la cantidad de agroquímicos utilizados. Son estudios muy sofisticados. La cantidad del uso de agroquímicos ha bajado, pero frente a eso no podemos hacer nada. Cuando vamos a comprar una lechuga no sabemos la procedencia, el origen. Lo importante es que lavemos bien la verdura.”

Enlatados

Muchos de los productos que comemos vienen en diferentes empaquetados: desde el tretrabrik, la caja, el paquete, sobres, bandejas, botellas y latas.

¿Hay que tener precauciones al comprar alimentos enlatados?

“Hay que fijarse que los envases de los productos enlatados no estén abollados. Porque si lo están implica que el barniz sanitario saltó. Y si saltó, estamos consumiendo barniz que tiene que estar en la lata y no en el alimento. Y segundo el alimento está en contacto con la lata y produce un óxido.” Entonces a la hora de adquirir estos productos habría que tener en cuenta que: no estén abollados, que el rótulo se lea bien, que no esté hinchado.“ Porque si está hinchado me está indicando que algunas bacterias están consumiendo el alimento internamente y están liberando gas. Existen bacterias que no necesitan oxígeno para sobrevivir. Muchas de estas bacterias están en los enlatados y son muy peligrosas por ejemplo la del botulismo.”

Grasas trans

Muchos de los productos elaborados indican 0 % grasas trans. ¿Qué son las grasas trans?

“Cuando aparece la margarina, ésta se hace con determinadas sustancias que le daban un olor bastante desagradable. Por ello le agregan aceites hidrogenados que hacen que se produzca un determinado tipo de grasas trans que con el tiempo se vieron que eran perjudiciales. Ahora hay muy pocos productos que se elaboran con grasas trans. Las margarinas cambiaron de composición para que no tengan estas grasas trans. Lo importante es que se lea en el rótulo que no tenga grasas trans.”

Ambiciones desmedidas

Consultamos también a Mabel Sarmiento sobre dos temas que alcanzaron gran repercusión en los medios tiempo atrás y que nos demuestran cierta ambición del hombre con perjuicios para el mismo. Uno de ellos es el “mal de la vaca loca” y otro es el de los pollos. Problemas producidos por la modificación de la alimentación de estos animales para lograr una mayor producción.

¿Cómo surge el mal de la vaca loca?

“El mal de las vacas locas surge porque el alimento que consumían esas vacas era hecho con cartílagos de otros animales. Hay una sustancia química llamada prión que al estar en el cartílago, ingresa al alimento y consumido por el animal, produce una modificación genética en el ámbito de las células nerviosas. Produce encefalitis espongiforme, porque este prión actúa sobre la masa encefálica dejándolo como una esponja. Al animal le hace exactamente lo mismo que al ser humano. Si nosotros comemos vacunos que tienen esta enfermedad, nosotros nos vamos a contagiar.

Pero esto surge en Inglaterra y mucho antes de lo que nosotros nos enteramos. En Inglaterra, porque ellos no tienen buenas pasturas, necesitaban recurrir a alimentos elaborados sintéticamente. En estos alimentos ponían restos de animales muertos, los cartílagos. En nuestro país eso no se va a dar porque tenemos buenas pasturas; eso se da en los países que no poseen pasturas y recurren a alimentos balanceados. Nosotros podemos preguntarnos sobre los feet lot . En los feet lot hay muchos vacunos que consumen alimentos balanceados. Pero esos alimentos balanceados no están hechos con animales muertos. Por ello la probabilidad de que se produzca esta enfermedad es cero.”

Los pollos y las hormonas

En cuanto a los pollos el problema surgió por el agregado de sustancias ajenas a la dieta real de estos animales. “En una época al pollo se le inyectaban hormonas dónde lo que hacían era aumentar su parte muscular.” nos dice Sarmiento “En poco tiempo lograban tener una gran producción. Lo que se vió es que a través de esto, los hombres sufrían de mastitis: crecimientos de mamas, por la cantidad de hormonas que le ponían a los pollos. Esto ya no se hace porque el alimento se ha mejorado y en poco tiempo se ha logrado llegar al peso que los productores quieren. Pero no se ponen más hormonas, porque sale mucho más barato el alimento balanceado.”

Adulteraciones

Le preguntamos también sobre ciertas saberes populares como el que si se le agregan huesos molidos al azúcar, si eso es verdad. Y esto nos decía Mabel Sarmiento:

“Sí, se ha hecho y se detecta fácilmente por lo que se hace menos. Eso es una adulteración que es ilegal. Cuando se le agregan cosas ajenas a la sustancia es una adulteración. Como cuando le agregan agua a la leche. Porque en realidad si el agua es potable no te vas a enfermar, pero la cantidad de nutrientes no es la que vos crees estar consumiendo. También se ha adulterado el tomate en botella con ferrite, que es el polvo de ladrillo. Todo para darle mayor color rojizo para que te llame la atención en la góndola.”

Triquina

Algunas cosas están fuera de nuestro alcance, debemos confiar en los controles de los organismos encargados o de las denuncias de los consumidores. Pero también hay ciertas cosas que sí están en nuestras manos como por ejemplo en el caso de productos elaborados por nosotros tomar las precauciones de elaboración correctas. Asesorarnos, preguntar a gente idónea es lo correcto y también hacer uso de ciertas herramientas como por ejemplo los análisis de laboratorio, que en el caso de la triquina es gratuito.

“Este año hemos tenido muchísimos análisis de triquina. La gente antes faenaba y hacía la elaboración casera. Está perfecto, porque lo hacen dentro de la familia, es todo un ritual. Pero debemos prevenir la enfermedad: el cerdo puede transmitir la triquina. Estamos en una zona donde esta enfermedad abunda. Entonces nos traen pedazos de carne y acá le hacemos el análisis sin costo alguno. La gente antes de producir la elaboración se aseguran que todo esté bien. En otros lugares se cobra pero aquí se hace gratuitamente.”

El Consumidor, es decir todos

Nuestra gran herramienta para consumir un producto sano es no sólo prestar suma atención a cómo lo elaboramos, cómo descongelamos, sino también en qué es lo que compramos.

“El consumidor tiene que saber leer la rotulación” dice Sarmiento “La rotulación es muy importante porque cuando nosotros vamos a comprar un producto, tenemos que saber qué estamos consumiendo. Cuando la rotulación no es clara me tiene que dar la pauta de que algo no está bien. Ahora ha cambiado la rotulación y nos trae también el valor nutricional, que antes no estaba. El quid de la cuestión está en el consumidor. Se tiene que acostumbrar a leer muy bien la rotulación; no sólo con la fecha de vencimiento, la fecha de elaboración, sino también tiene que ver qué aditivos se le ha agregado y si es compatible con él. Porque posiblemente puede ser un hipertenso y el producto tenga agregados que no le permitan conservar su salud. Hay aguas minerales que tienen bajo contenido de sodio y un hipertenso tiene que prestar atención.”

Mabel nos dice que el rol del inspector está cambiando. “El rol siempre va a ser el del control sanitario que siempre ha tenido, en la parte punitiva: esto está mal, se aplica una multa. La pregunta sería ¿la aplicación de la multa es correctiva o no correctiva?. ¿El comercio pagó la multa y sigue haciendo lo mismo? Nosotros lo que tenemos que hacer es darle al comerciante la información apropiada, asesorarlo. Porque él lo puede estar haciendo adrede o por desconocimiento. Por eso el inspector ya no puede ser alguien que no esté interiorizado en el tema. Porque en el momento de la inspección tienen que tener los conocimientos justos para poder asesorar a la persona.”

Sin embargo Mabel Sarmiento asegura que su labor está estrechamente relacionada con las denuncias que puedan realizar los consumidores. “El consumidor, al estar bien informado, es el primero que va a observar que algo está mal, y es ahí cuando tiene que venir a hacer la denuncia para que nosotros actuemos rápidamente. Porque frente a tanta cantidad de alimentos, frente a tantas bocas de expendio, hoy vamos pero mañana eso cambió. No podemos estar continuamente en todos lados. Por eso es importante un consumidor exigente y con los conocimientos apropiados.”

Cursos de manipulacion de alimentos

Todos estos datos y conocimiento, junto a otros muy importantes, pero que requieren a veces tan sólo prestarles atención y cambiar ciertos hábitos, se brindan en los cursos de manipulación de alimentos. La fecha más próxima para poder tomar el curso será el 4 y 5 de octubre. El día 4 es en el horario de 8,30 a 12,30 y de 14 a 18 y el día 5 es de 14 a 18. Se dictará en el ProSeAl. Aquellos que quieran realizarlo deben llamar para anotarse a Bromatología al 46-2705. El Ministerio de Salud indica que el curso tiene que tener una duración de 12 horas por lo que el curso abarca los tres horarios juntos.

Este curso es un verdadero privilegio de nuestra ciudad, ya que no en todas las localidades se realiza.

“Independientemente de la obligatoriedad que tienen el Curso de manipulación de Alimentos, todos en realidad tendrían que hacerlo.” nos dice Mabel “Es obligatorio para aquellos que están frente a la elaboración de grandes cantidades de alimentos. Pero lo más importante es que lo que aprendemos ahí lo llevamos a nuestras casas. Porque nosotros somos los primeros consumidores. El elaborador circunstancialmente está ahí, pero en realidad somos todos consumidores. Si nosotros estamos informados vamos a poder evitar un montón de enfermedades y poder ser consumidores exigentes. A través de la capacitación e información aportemos desde nuestro lugar para evitar que algunos productos que son truchos, por así decirlo, no estén circulando.”

Qué y cómo consumimos los alimentos tendría que ser lo básico en enseñanza ya que nos previene de enfermedades, nos garantiza mayor seguridad en salud.

Mabel también nos dice que la falta de estadísticas limita y obstaculiza hacia dónde se debe apuntar en materia de información. Dentro de las pocas estadísticas que hay “existe una, a nivel nacional” dice Mabel “que demuestra que los casos de intoxicación se dan mayormente en las casas que en los lugares de gran elaboración de comidas. A la inversa de lo que se cree.

A los argentinos hay dos cosas que nos enferman: la carne y el agua. La carne porque hay mucho cuatrerismo, entonces hay que ver en qué carnicería compramos. Y la otra cuestión es el agua. En muchos lugares el agua está contaminada. Si es bacteriológico se puede tranquilamente agregar cloro, pero si es una cuestión química es irreversible.

El agua en nuestra ciudad es óptima hasta la puerta de nuestra casa. De la puerta hacia adentro corre por nuestra propia cuenta. Por esto tenemos que tener en cuenta cómo están los tanques y cañerías de nuestras casas. En realidad cada seis meses se debería limpiar y desinfectar. Son cosas tan elementales que a veces pasan desapercibidas. Con agua hacemos todo: nos bañamos, cocinamos, lavamos las verduras.”

Por eso a El Pensadero le pareció un tema de suma importancia. A través de la nota tocamos temas muy variados, tal vez sin la profundidad que realmente se merecen. Pero lo que siempre queremos lograr con el tema principal en cada número es que nos dediquemos un tiempo para pensar en esto, para hablarlo con otros, para que sea la iniciativa a leer, investigas, preguntar a gente idónea. Muchos de los puntos que tocamos también nos crearon sorpresa y aprendimos. Algunos de ellos son altamente discutidos y problemáticos.

La modernidad no sólo trajo aparejada el uso de aparatos nuevos, también nos satura de productos con sabores y formas varias. Muchos de ellos apuntados a los más pequeños que son un gran sector consumidor. Pero estos productos además de ser ricos ¿nos nutren? ¿son saludables?

La elección de lo que comemos y cómo lo comemos es el pilar de nuestra salud.

Pero la comida no es sólo nutrientes. La comida es aromas, texturas, colores y sabor. La comida está presente en todas las reuniones: en forma de torta en un cumpleaños de quince, en asado con familia, en picada con amigos. La comida es un agasajo, una excusa para compartir, una receta que viaja de generación en generación; y mucho más...

No nos queremos despedir sin citar a una gran escritora que hizo un libro del que ya usamos algunas ilustraciones más de una vez y que lleva el nombre de “Íntimas suculencias”; hablamos de Laura Esquivel. Nuestra admirada escritora dice:

“Uno es lo que come, con quién lo come y cómo lo come. La nacionalidad no la determina el lugar donde uno fue dado a la luz, sino los sabores y los olores que nos acompañan desde niños”

Entonces amigos lectores les decimos a todos bon apettit!!