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El Poder de la Música - Contratapa

En el número anterior hablamos de la música, de lo maravilloso que tan solo siete notas pudieran crear variantes y emociones tan diferentes. Pero también dijimos que la música tiene un poder. Un poder que se detecta pero que no tiene justificativo orgánico ¿Qué es lo que hace que sintamos tal o cual cosa al escuchar música? ¿Qué es lo que actúa para que detestemos una y prefiramos otra música?. Sin embargo, así es, una música nos puede hacer llorar, alegrar, entristecer, distender, relajar, sonreír y también rebelar.
El poder de la música fue detectado en todos las eras. A través de las melodías y el canto gente de todo tiempo y sociedad se expresó, transmitiendo su amor, sus tradiciones, sus pesares, sus rebeldías, por lo que en muchísimas ocasiones fueron prohibidos ciertos cantos, bailes, música o los instrumentos. Hemos recopilado de manera desordenada algunos ejemplos...
En la Edad Media, aparte de sus habilidades circenses, los juglares en general se acompañaban con instrumentos musicales prohibidos por la iglesia a causa de su antigua vinculación a la vida pagana.
Extraído del manual de liturgia "La flor de la Liturgia", R.P. Andrés Azcárate, pags. 153-165, 6ª edición 1952, Buenos Aires, este indica: Aun cuando la música eclesiástica es exclusivamente vocal, permítase en ella el uso del órgano y, en algún caso particular y con la debida licencia del Ordinario, también el de otros instrumentos (Motu proprio de Pío X, n9 15). Estos otros instrumentos que pueden usarse, además del órgano, con previa y expresa licencia del Ordinario, son: violines, violas, violoncelos, contrabajos, flautas, clarinetes, fagots y bandas de música con personal selecto y número de instrumentos proporcionados al local (Id., íd., números 20 y 21). En cambio, son instrumentos prohibidos para siempre y por doquier, y no pueden ser permitidos: el piano, todos los instrumentos fragorosos: tambor, chinesco, panderetas, platillos, etcétera, y todos los ligeros: arpa, guitarra, bandurria, mandolina, acordeón, etcétera (íd., íd., n9 11), sin exceptuar el gramófono y el fonógrafo (Decr. 11 febrero de 1920, n9 4.272).
Durante las últimas décadas del siglo XVIII ocurrió en toda América una feroz censura y condena a los bailes populares (mazurcas, tapadas , bundes, chuchumbés ...) y fueron prohibidos por su erotismo, sensualidad y provocación . Gobernantes y clérigos consideraban como inadmisibles los bailes donde se mezclaban hombres, y mujeres de todas clases sociales y razas.
La danza prima, fue contemplada por el clero del Siglo XVIII como diversión pecaminosa, cuando danzarla hombres y mujeres cogidos de las manos incurrían en excomunión. Las disposiciones legales (eclesiásticas), pretendían reformar costumbres y condenar supuestos abusos. La Disposición VI (titulo III) del Sínodo de Oviedo, autorizada en 1784 por el Real y Supremo Consejo se ratifica la providencia dada por dichas a nuestros generales, en que prohíbe con pena de excomunión mayor latae sentenciae las Danzas, Contradanzas, o bailes de hombres y mujeres asidos de las manos, enlazados y unidos entre sí.
La Uilleann Pipe (se pronuncia “ilan paip”) tiene una historia ciertamente contradictoria: hacia el siglo XVIII, cuando los ingleses dominaban Irlanda, les prohibieron tocar la gaita de pie, que era la única forma de hacerla sonar. A los irlandeses, la prohibición aún les alentó más, no solamente para tocarla, sino para convertirla en un auténtico símbolo de la resistencia y la identidad de su pueblo, inventando un modelo diferente que se podía tocar sentado y que tenía un sonido más suave, con el fin de poderla tocar, más discretamente, en casa. Una particularidad de esta gaita es que el saco no se llena con el soplo humano, sino con el aliento de un fuelle que se presiona con el brazo contra el tronco mientras que las manos interpretan con “las flautas” y el otro brazo sostiene el saco y lo presiona para ocasionar un soplo continuo que alimenta los tubos. El sonido de la Uilleann Pipe es similar al de la gaita escosesa, pero de timbre delicado y suave en comparación a la otra.
Geográficamente, el jazz surge en el estado de Luisiana, concretamente en la zona de influencia de Nueva Orleans (cuna del estilo musical y principal centro jazzístico durante la primera época del jazz), a donde llegaban grandes remesas de esclavos de color. En muchas áreas del Sur de Estados Unidos, el batir de tambores estaba específicamente prohibido por la ley, de forma que los esclavos negros tuvieron que recurrir a la percusión mediante las palmas de las manos y el batir de los pies para disfrutar de sus fiestas y su música característica. Sin embargo, la prohibición no tuvo vigor en la llamada Place Congo (Congo Square) de Nueva Orleans, en la que hasta la Guerra de Secesión los esclavos tenían libertad para reunirse, cantar y acompañarse de verdaderos instrumentos de percusión tales como calabazas resecas y rellenas de piedrecitas, el birimbao, las quijadas, el piano de dedo pulgar o sansa, y el banjo de cuatro cuerdas.
El nacionalsocialismo hitleriano erigió la idea de una "comunidad nacional" o "comunidad del pueblo" como estandarte fundamental, tras la cual debía alinearse toda la nación alemana. No es de extrañar, entonces, que una vez en el poder, dicho movimiento se caracterizara por un veloz proceso de supresión y coordinación de todas las fuerzas e instituciones políticas, sociales y culturales. Para imponer la ideología oficial por medio del terror, el nazismo se valió de un monopolio absoluto de la dirección de todos los medios de comunicación masiva como la prensa, el cine y, fundamentalmente, la radio, alcanzando a través de ellos a todas las expresiones culturales y artísticas, incluida la música.
En la misma Alemania, tan sólo años atrás, había nacido la música atonal, y a los compositores clásicos se sumaban los estandartes del modernismo: Arnold Schoenberg, Alban Berg, Paul Hindemith, y entre otros, Kurt Weill que incluso comenzaba a incorporar a sus obras elementos jazzísticos. Sin embargo, luego de la subida al poder de Hitler, la creciente y siempre productiva cultura musical alemana quedó totalmente paralizada: todo lo que tuviera siquiera un toque "moderno" o innovador era manifiestamente contrario a la nueva ideología imperante, y debía ser erradicado. Así fue prohibida la música atonal, estigmatizada como símbolo manifiesto del desorden, y todo aquéllo que no se ajustara a los rígidos cánones de lo clásico y lo romántico.

El Tango apareció en Buenos Aires a partir de 1870 como música-danza de los inmigrantes; esto en los barrios más pobres, suburbios y conventillos portuarios. Como origen se menciona un compuesto del Candombe africano, de la Habanera de Cuba y de la Tanguera de Sevilla. Este fenómeno cultural asumió una serie de connotaciones que derivaban de la situación social y política y han originado reacciones y polarizaciones de posturas por parte de representantes de distintas autoridades civiles, religiosas y públicas. En una primera fase la censura se dirigió contra el Tango-Baile “prostibular”. En realidad no es tanto el tango que se censuraba, sino sus protagonistas.Más tarde se prohibió su letras por utilizar palabras del lunfardo, por ejemplo.

Aunque hay que reconocer que a veces carecía de una razón al menos coherente -si pensamos en castigar al instrumento propio-, sin embargo, hay que entender sin instrumento no hay músico ni expresión, ni libertad. Como si se extirpara una parte de la persona, logrando que la dominación no sólo sea física sino también psicológica.
No olvidemos que hace no muchos años atrás en la historia de la humanidad, la música sólo podía escucharse en vivo, viendo al músico en persona. No había otro tipo de acceso a ella. Actualmente, con la sobresaturación que tenemos de todo, tenemos qua aprovechar la facilidad para disponer de música. Tenemos que beneficiernos con esto y elegir entre tanto ruido. Y, si podemos, escuchar música en vivo, disfrutar del momento de sentarse a escuchar una melodía que sólo surge ante las manos o la voz diestra de su intérprete.
Y, si no puede, siéntese en un lindo rincón de su casa, deje tan sólo una débil luz y disfrute, déjese llenar de la música preferida...