lunes

¿Dónde están?

24 de marzo

Lo más destacado de la semana de la Memoria por la Verdad y la Justicia

El pasado 24 de marzo fue feriado y se anexó a la Semana Santa, por lo que nuestra ciudad estaba con movimiento.

Las actividades empezaron en el cementerio local. Allí se reunieron unas veinte personas que dedicaron unas palabras de reflexión y caminaron en ronda alrededor de una pintada de aerosol en el piso que rezaba: “Compañero Santiago Villanueva presente!! 24-3-2008 ¿Dónde están?”

La convocatoria fue en el cementerio por que allí se supone que se colocaron los seis cuerpos que se encontraron en nuestras playas. Cuerpos envueltos en bolsas blancas y algunos sin cabezas, algunas de estas aparecerían más tarde también traídas por el mar que no ocultó tan bien las pruebas como se esperaba. De aquellos cuerpos dos fueron analizados por un grupo de arqueólogos, de los cuales uno de aquellos restos pudo ser identificado: se trataba del detenido desaparecido Santiago Villanueva.

Pero, ¿por qué digo que se ‘supone’ que allí fueron colocados los seis cuerpos? Pues porque esto no es seguro. Sí es seguro que al menos seis cuerpos se encontraron y por entonces se entregaron a las autoridades del momento, recordemos que se trataba del intendente comisario no elegido por el voto popular. Hasta allí llega lo seguro. Lo que no se sabe es qué se hizo con los cuerpos y dónde están todos ellos enterrados. De dos de ellos sí hay registro, por eso fueron los primeros en ser analizados. Sin embargo, de los otros cuatro nada es seguro. En diálogo con Daniel Iglesias, quien lleva a cabo una investigación al respecto, el día del aniversario número 32, en el cementerio nos decía: “La persona que sabía dónde se pusieron murió, esta persona era Dorrego. En el libro, en un cuaderno del cementerio sólo hay anotados dos que son los que se exhumaron y analizaron, del resto no hay registro escrito. Yo creo que no se los ha llevado a otro lado, no creo que se hayan tomado ese trabajo, pero es entrar en el terreno de la especulación.” Pero si ya fue encontrado, ya ha sido identificado uno de los cuerpos enterrados en el cementerio como un detenido por la dictadura, no sería raro que los otros cuerpos también estén allí asegura Daniel.

El año pasado Daniel Iglesias también logró aprobar una ordenanza para que estas tumbas se protejan hasta ser analizadas, lo que llama la atención es ¿cómo se protege algo que no se sabe dónde está? Los procesos judiciales son lentos, pero poco a poco avanzan. En Madariaga también realizaron tres exhumaciones de las cuales una dio también positivo, restituyéndole la identidad a esos restos. Como siempre el tiempo actúa en contra de las víctimas y a favor de los victimarios.

El acto oficial

Por la tarde-noche, en la Plaza Primera Junta de 104 y 3, se realizaba el acto oficial. Muchos geselinos, pocos turistas. Nada nuevo, las mismas palabras, los mismos pedidos de justicia y verdad. El fantasma de Julio López rondando, porque aún nada se puede decir del último desaparecido, que encima lo es en democracia. Muchas voces que se alzaban horas antes, callaban, nadie habló de lo que en otros ámbitos se decía con rabia. Los discursos se sucedieron uno tras otro, leídos la mayoría de forma atonal. Concluidos estos, se marchó con antorchas y velas por la avenida tres hasta el paseo 108 y de allí hasta el mar, donde las antorchas se dejaron clavadas en la arena. La luz amarilla y tenue iluminaba los rostros y un grito repetido y repetido durante tantos años: “treinta mil compañeros desaparecidos: ¡presente! Ahora y ¡siempre! Ahora y ¡siempre! Ahora y ¡siempre!”

Nietos

Ya el día miércoles por la tarde en la sala del Hotel Bahía, se proyectó para unas 25, 30 personas el excelente documental “Nietos”. En este se hacía un recorrido por muchos nietos que sufrieron la dictadura con la desaparición de sus padres. Testimonios sinceros de lo que la vida le deparó a esos bebés o niños que quedaron en la mano de familias adoptivas ilegalmente o no y de cómo después de muchos años fueron recuperando su identidad, y algunos, sólo algunos lograron también recuperar parte de sus verdaderos familiares vivos. Encuentros y desencuentros, que nos tocan lo más profundo del alma, pero que también nos da fuerza para seguir buscando y reconstruyendo al menos una parte del daño, del gran daño causado. Recomendamos sin duda ver este documental y creemos que estos deberían ser los métodos para recordar, porque son más clarificadores que un discurso. A las palabras de las lleva el viento, las imágenes no, quedan ahí y muchos días después aún las recordamos.

Todo el documental es imperdible, pero hay momentos que se graban. Estela de Carloto diciendo “nosotras nunca pensamos que esto iba a ser una lucha de toda la vida”.

Una niña de mas o menos ocho años vió cuando se llevaron a su madre y cómo varios hombres con medias se la llevaron maniatada. El periodista con tonada española le lanza una pregunta malévola ¿qué es lo que crees que se le debería hacer a esos hombres que se llevaron a tu madre? Ella más inteligente que el adulto le contesta “llevarlos a la justicia, porque si nosotros les hacemos daño estaríamos siendo iguales a ellos, para eso esta la justicia, yo creo”

“Yo siempre me sentí distinto”, “yo me reconocí en una foto de una bebé que publicaron en el diario”, “yo tardé unos años en animarme a ir a Abuelas”. Frases, testimonios reales de una historia que aún permanece resquebrajada.

Después de la proyección dijo unas palabras Susana Steinzelboim, militante de Amnisty Internacional, hija de detenidos desaparecidos. Ella, Susana, nunca se presenta así porque considera que no es ninguna carta de presentación. Su discurso aún estaba atravesado por el dolor aunque trataba de sonreír. Y de lo mucho que dijo, rescatamos algo que creo que es un poco lo mismo que pensamos cuando dos días antes estábamos en el cementerio local. Ella dijo: “A veces la cara, a veces un nombre, una fecha no nos dice nada. Porque nosotros tenemos que trabajar para recuperar la historia de nuestros compañeros, de nuestros hijos o de nuestros padres. Porque el recordar por el recordar mismo, sin hacer una elaboración, sin hacer una resignificación de lo ocurrido, no nos va a permitir avanzar. Para eso necesitamos hacer un duelo. Y a veces es difícil hacer un duelo sin un cuerpo, porque justamente el ver el cuerpo es lo que nos permite separarnos de ese objeto para poder despedirnos. Cuando nosotros no tenemos de que despedirnos, nos quedamos sin poder hacer esa elaboración, buscamos signos, cosas, pero no es lo mismo.”

Porque eso es algo que sigue vigente después de tantos, tantos años: la incertidumbre de lo que paso con cada uno de los detenidos desaparecidos. Tantos que no se sabe dónde están sus restos, tantos que se saben vivos, porque eran bebés cuando se los expropiaron que no se sabe dónde están. Tantos cadáveres encontrados, que no se sabe quienes exactamente son, tantos restos encontrados que no se sabe dónde exactamente están como el caso de esos cuatro hallados ante nuestras playas.

¿Cómo puede ser que después de tantos años, de tantos años que se volvió a la democracia no se sepan dónde están? ¿Dónde están? No vale sólo con recordar, hay gente que debe empezar a hablar.

Palabras hacia dos lados

Un discurso

Humberto Rolando Flores era guardavida por aquellos años “Estábamos armando el balneario, estábamos con otros muchachos y mis patrones. Y se veía en el mar flotar unas cosas blancas a lo lejos. Y mi patrón me dice ‘andá fijarte que es eso negro’. Y cuando fui pensé que eran cosas que trae el mar. Eran tres cuerpos envueltos en bolsas blancas, estaban muy comidos, no tenían cabezas. Lo saqué hacia la playa, llamamos a la policía y los entregamos. Después me vinieron a buscar unos chiquitos que estaban jugando porque habían encontrado una cabeza.”

¿En ese momento que pensaron ustedes al encontrar eso? “y sabíamos, nos restringíamos mucho porque era muy bravo el asunto, era muy bravo. Muchos chicos por suerte llegaron a irse de acá. Yo era joven en ese momento y por consejo de gente mayor que me decía ‘nene vos no te metás’ yo me restringía.”

¿Qué respuesta le dio la policía en ese momento “ah no, nada, nada. Tampoco había que preguntar mucho.”

“No hay que tener venganza, porque el odio germina en odio” decía por la mañana y en la plaza por la tarde seguía dolido, por lo que cuando Susana Milano estaba leyendo el discurso redactado de la Comisión de la Memoria por la Verdad y la Justicia, él se exasperó y gritó en medió de la plaza y la gente “no le digan eso a los chicos”.

Para los que ya habíamos hablado con él sabíamos a qué se refería, sin embargo nos acercamos esa noche y mientras marchábamos nos decía: “me molesta que se cultive el odio, no sirve hija. En este momento debemos recordar, tener un amor por toda esa gente que pagó injustamente. Estando esos chiquitos ahí abanderados se está incentivando a generar odio. La venganza no sirve. Hay que incentivar a que nos hermanemos.”

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El otro discurso


La fila de antorchas se encendían unas a otras, la gente se agrupaba para marchar y un hombre mira con rechazo. Escuchamos un ‘por favor’ con mala cadencia y nos acercam
os a hablar con él. Se trata según nos dice de Oscar de Vicente López, 68 años.

“En marzo del ’76 quién no quería que suban los milicos. Vos porque sos una niña.”

¿Y después de lo que hicieron que le pareció?

“Una barbaridad. Pero es historia, es historia”

¿Le molesta que se recuerde?

“Me molesta lo que está mal. Pero el hecho puntual del 24 de marzo del ’76, la gente que quería que suban los milicos eran un montón, en los que yo estaba incluido. Porque los argentinos por falta de maduración resolvieron sus problemas de esa manera. Es historia, la historia es lo que fue.”

Pero hay treinta mil desaparecidos que no aparecen...

“¿Treinta mil desaparecidos? Yo quisiera saber la cuenta quién la hizo.”

¿Y si fueran veinte?

“Está mal. Me gusta que hemos dialogado y me gusta tu valentía de acercarte a los que no piensan así. Te felicito tu valentía. Seguí así: indagá, buscá. Y que bueno que podamos conversar porque eso no siempre se pudo. Suerte, suerte para vos”

Palabras, que pronunciadas de esa manera ocultan otras palabras. Yo me alejo y me recorre un escalofrío.

La marcha grita “ole ole, ole ola, a donde estén los iremos a buscar...”