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Editorial

Un año de vida pensando

Acá vamos nuevamente y ya ha pasado un año desde que el primer Pensadero estuviera en la calle. Por entonces nuestras dudas eran muchas y no sabíamos que iba a ser de este ansiado proyecto que se había gestado en nuestras mentes muchos años antes.
Primero fue la estructura, las secciones, luego vino el nombre y apremiándonos a nosotros mismos nos propusimos salir antes de Semana Santa, que aquel año caía en el mes de abril; para nada buena fecha, ya había pasado la temporada y sabíamos que la publicidad sería más difícil de conseguir.
Sin embargo, para nuestra sorpresa muchos nos abrieron los brazos y confiaron con los ojos vendados. Así el primer número se distribuyó por la Villa en color marrón, como lo es aún hoy.
Siempre pienso que cada número es tan difícil como el primero porque ponemos todo nuestro compromiso con el lector: no lo subestimamos y lo sabemos exigente.
Tenemos aún muchos errores, pero los sabemos inevitables por nuestra manera de ser. Aunque claro que tratamos de mejorar número a número. Jethro Tull dice que en cada concierto tiene algunos errores al tocar su flauta veloz, pero lo que trata de lograr es que no sean los mismos en el próximo concierto. No nos comparamos con él en calidad, pero si tratamos lo mismo.
La familia de El Pensadero ha tenido integrantes movibles: algunos se fueron, otros nuevos ingresan, se agranda nuestra pequeña familia.
Tratamos que aquí puedan ustedes encontrar una lectura diferente. Algunas veces tocamos temas que están en la comunidad debatiéndose entonces ahí nos proponemos dar otra mirada. Siempre, siempre con el objetivo de que piense cada uno lo suyo. No les damos las respuestas, tratamos siempre de darles las preguntas.

Qué podemos decirles sino Muchísimas gracias!!! A todos: a los anunciantes que nos apoyan mes a mes, a los que nos alientan y nos dan su opinión, a ustedes lectores. Todo este gran esfuerzo tiene la simple y gran recompensa de llegar a ustedes.
Así le damos la bienvenida al segundo año, pensando en qué nos deparará este nuevo ciclo.
Nacido igual que yo en Villa Gesell, El Pensadero se saca el sombrero a su comunidad y les hace una lenta y sentida reverencia...

Melisa Sonneborn y todo el staff de El Pensadero