sábado

Opinión - Matrimonio para todos


Hace algunos días el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), presentó en el Congreso de la Nación un proyecto que propone autorizar el matrimonio homosexual. Ante esto se levantaron múltiples voces con todos los tenores: los que están a favor y los que se exaltan con su opinión en contra.

La iniciativa establece el derecho de las mujeres y de los hombres a casarse con una persona de su mismo sexo. De esa forma, los dejaría en igualdad de condiciones con quienes forman parejas heterosexuales para adoptar hijos, heredarse, poseer bienes gananciales, adherir al sistema de seguridad social y recibir pensión por viudez.

En la práctica, las parejas heterosexuales pueden decidir entre contraer matrimonio o unirse de hecho y, por lo general, le son reconocidos similares derechos que a las parejas casadas legalmente, mientras que las parejas homosexuales sólo pueden convivir "pero sin gozar de ningún tipo de protección legal".

Básicamente se pretende modificar dos artículos del Código Civil:

- Uno es el 172, que determina que “es indispensable para la existencia del matrimonio el pleno y libre consentimiento expresado personalmente por hombre y mujer ante la autoridad competente”. La propuesta modifica los términos “hombre y mujer” por “los contrayentes” e incluye el concepto de que el consentimiento “exige iguales requisitos y produce idénticos efectos, sean los contrayentes del mismo o de diferente sexo”.

- El otro es el 188, que establece el famoso “los declaro marido y mujer”. El texto, en la parte pertinente, reza así: “En el acto de la celebración del matrimonio, el oficial público leerá a los futuros esposos los artículos 198, 199, y 200 de este Código, recibiendo de cada uno de ellos, uno después del otro, la declaración de que quieren respectivamente tomarse por marido y mujer, y pronunciará en nombre de la ley que quedan unidos en matrimonio”. El proyecto cambia la frase “tomarse por marido y mujer” por “constituirse en cónyuges”.

El resto de los artículos que se propone modificar los términos que impliquen género por conceptos “neutros” como cónyuge, contrayente o persona.

El matrimonio homosexual ya existe en España, Holanda, Bélgica, Canadá y Sudáfrica, además de haberse instrumentado en dos estados de Estados Unidos.

Pro o contra

Entre los que están a favor se oyen cosas tales como lo dicho por la senadora Vilma Ibarra, quien impulsó el proyecto: “Hoy sólo pueden adoptar matrimonios y hombres o mujeres solos. Si un homosexual adopta un niño por su cuenta y, estando en pareja muere, su compañero no tiene derechos ni obligaciones con respecto al menor por lo que el chico queda a la deriva”. Entre los que se oponen se encuentra la Corporación de Abogados Católicos “Dios los creó varón y mujer, ´para que se hicieran una sola carne , y les dijo ´creced y multiplicaos' . Este es el origen del matrimonio y de la familia y no el remedo que se pretende introducir en desprecio de estas instituciones fundamentales que a la sociedad le interesa proteger”

Pero estas no son las únicas argumentaciones, existen muchísimas... Citar a Dios como guía para realizar nuestras leyes deja afuera a todos aquellos que no profesan dicha religión o son ateos. En todo caso Dios también hizo a estas personas que gustan de su mismo sexo y ¿por qué no dejar que sean tan felices como los otros?

Hay quienes se exasperan pensando que con esto los matrimonios homosexuales podrán adoptar y con esto crearan un gran perjuicio a esos niños adoptados. Esto es muy común de observar en las opiniones apresuradas. Pero ¿acaso los matrimonios heterosexuales son perfectos? ¿Acaso los matrimonios heterosexuales están exentos de la violencia, por ejemplo? ¿Acaso de familias “tradicionalmente constituidas” no surgen asesinos, violadores, déspotas, malas, buenas, humildes, trabajadoras, vagas personas? Está comprobado que el matrimonio entre el hombre y la mujer no es seguridad de bondad. Todas las posibilidades existen independientemente del sexo y con quién decidamos establecer nuestra vida en común. Ver la homosexualidad como problema es sólo una manera absurda y fácil de discriminar, de separarse de lo que no se conoce, de no aceptar que existen otros diferentes a nosotros (ni mejores ni peores, diferentes) y que forman parte de nuestra comunidad; personas que tienen los mismo derechos que cualquiera de nosotros. Después de todo, si uno no quiere hacerlo no tiene obligación; este proyecto no obliga a uno a casarse con alguien de mi mismo sexo, simplemente permite que quienes quieran hacerlo tengan la oportunidad de hacerlo. Entonces, ¿por qué no dejar a los otros que vivan a su manera libremente, si no causan daño alguno?

Recordemos que hasta hace algunos años por alegatos que olían muy parecidos, las mujeres no podían votar, los niños no tenían sus propios derechos y tantas otras cosas que en su momento, de esa manera, se veían normal, tradicional, correcto. Pero luego cambió y hoy vemos con total normalidad y con razón, que la mujer vote o que tengamos derecho a la salud.

Con o sin ley las parejas homosexuales llevan a delante sus vidas como cualquier otro, permitámosle tener las mismas obligaciones y derechos que un matrimonio entre hombre y mujer. Ya hemos discriminado demasiado con múltiples rótulos, es hora de igualarnos también este punto.

¿Vos que pensás?

Hace algunos días el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), presentó en el Congreso de la Nación un proyecto que propone autorizar el matrimonio homosexual. Ante esto se levantaron múltiples voces con todos los tenores: los que están a favor y los que se exaltan con su opinión en contra.

La iniciativa establece el derecho de las mujeres y de los hombres a casarse con una persona de su mismo sexo. De esa forma, los dejaría en igualdad de condiciones con quienes forman parejas heterosexuales para adoptar hijos, heredarse, poseer bienes gananciales, adherir al sistema de seguridad social y recibir pensión por viudez.

En la práctica, las parejas heterosexuales pueden decidir entre contraer matrimonio o unirse de hecho y, por lo general, le son reconocidos similares derechos que a las parejas casadas legalmente, mientras que las parejas homosexuales sólo pueden convivir "pero sin gozar de ningún tipo de protección legal".

Básicamente se pretende modificar dos artículos del Código Civil:

- Uno es el 172, que determina que “es indispensable para la existencia del matrimonio el pleno y libre consentimiento expresado personalmente por hombre y mujer ante la autoridad competente”. La propuesta modifica los términos “hombre y mujer” por “los contrayentes” e incluye el concepto de que el consentimiento “exige iguales requisitos y produce idénticos efectos, sean los contrayentes del mismo o de diferente sexo”.

- El otro es el 188, que establece el famoso “los declaro marido y mujer”. El texto, en la parte pertinente, reza así: “En el acto de la celebración del matrimonio, el oficial público leerá a los futuros esposos los artículos 198, 199, y 200 de este Código, recibiendo de cada uno de ellos, uno después del otro, la declaración de que quieren respectivamente tomarse por marido y mujer, y pronunciará en nombre de la ley que quedan unidos en matrimonio”. El proyecto cambia la frase “tomarse por marido y mujer” por “constituirse en cónyuges”.

El resto de los artículos que se propone modificar los términos que impliquen género por conceptos “neutros” como cónyuge, contrayente o persona.

El matrimonio homosexual ya existe en España, Holanda, Bélgica, Canadá y Sudáfrica, además de haberse instrumentado en dos estados de Estados Unidos.

Pro o contra

Entre los que están a favor se oyen cosas tales como lo dicho por la senadora Vilma Ibarra, quien impulsó el proyecto: “Hoy sólo pueden adoptar matrimonios y hombres o mujeres solos. Si un homosexual adopta un niño por su cuenta y, estando en pareja muere, su compañero no tiene derechos ni obligaciones con respecto al menor por lo que el chico queda a la deriva”.

Entre los que se oponen se encuentra la Corporación de Abogados Católicos “Dios los creó varón y mujer, ´para que se hicieran una sola carne , y les dijo ´creced y multiplicaos’ . Este es el origen del matrimonio y de la familia y no el remedo que se pretende introducir en desprecio de estas instituciones fundamentales que a la sociedad le interesa proteger”

Pero estas no son las únicas argumentaciones, existen muchísimas...

Citar a Dios como guía para realizar nuestras leyes deja afuera a todos aquellos que no profesan dicha religión o son ateos. En todo caso Dios también hizo a estas personas que gustan de su mismo sexo y ¿por qué no dejar que sean tan felices como los otros?

Hay quienes se exasperan pensando que con esto los matrimonios homosexuales podrán adoptar y con esto crearan un gran perjuicio a esos niños adoptados. Esto es muy común de observar en las opiniones apresuradas. Pero ¿acaso los matrimonios heterosexuales son perfectos? ¿Acaso los matrimonios heterosexuales están exentos de la violencia, por ejemplo? ¿Acaso de familias “tradicionalmente constituidas” no surgen asesinos, violadores, déspotas, malas, buenas, humildes, trabajadoras, vagas personas? Está comprobado que el matrimonio entre el hombre y la mujer no es seguridad de bondad. Todas las posibilidades existen independientemente del sexo y con quién decidamos establecer nuestra vida en común.

Ver la homosexualidad como problema es sólo una manera absurda y fácil de discriminar, de separarse de lo que no se conoce, de no aceptar que existen otros diferentes a nosotros (ni mejores ni peores, diferentes) y que forman parte de nuestra comunidad; personas que tienen los mismo derechos que cualquiera de nosotros.

Después de todo, si uno no quiere hacerlo no tiene obligación; este proyecto no obliga a uno a casarse con alguien de mi mismo sexo, simplemente permite que quienes quieran hacerlo tengan la oportunidad de hacerlo. Entonces, ¿por qué no dejar a los otros que vivan a su manera libremente, si no causan daño alguno?

Recordemos que hasta hace algunos años por alegatos que olían muy parecidos las mujeres no podían votar, los niños no tenían sus propios derechos y tantas otras cosas que en su momento se veían normal, tradicional, correcto. Pero luego cambió y hoy vemos con total normalidad y con razón, que la mujer vote o que tengamos derecho a la salud.

Con o sin ley las parejas homosexuales llevan a delante sus vidas como cualquier otro, permitámosle tener las mismas obligaciones y derechos que un matrimonio entre hombre y mujer.

Ya hemos discriminado demasiado con múltiples rótulos, es hora de igualarnos también este punto.

¿Vos qué pensás? ¿pensás lo mismo, distinto?

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