sábado

Cara a cara - Marcelo Fanelli


“LA VERDAD ESTA DENTRO DE UNO”
Ingresamos al mundo de un artista plástico de la Villa, que tiene su propia visión de la vida.

El principio
Llama la atención es la casa. De afuera, no pasa desapercibida por lo que en el número anterior la destacamos en El Detalle. Pero, al ingresar, ahí sí estamos seguros que no se trata de cualquier casa...
Lo primero que nos llega a los ojos es la mesa, de madera oscura, totalmente decorada con dibujos, símbolos, figuras geométricas realizados con una pintura de color natural. Las puertas y los armarios de las habitaciones también están pintados con dibujos coloridos. Las máscaras están en lo alto, como seres que observan. Y los
caracoles marinos están por todos lados, pegados en las paredes, en la puerta de entrada, en el baño.
La casa está hab
itada por Marcelo Fanelli, su mujer, su hija de trece años y algunos perros, gatos y el recuerdo aún de un conejo y un chanchito de la india.
Pero ¿Quién es Marcelo Fanelli? ¿Qué hace en su espacio?
Por casualidad lo conocimos -si es que las casualidades existen- y sin más nos abrió las puertas de su mundo, de sus pensamientos, que son muchos, que no son de los que estamos habituados a escuchar...
Durante la entrevista su hija tomó un pequeño elefante de cerámica y varios esmaltes de uñas de colores. Se instala en la mesa y juega mientras Marcelo habla.

En principio podríamos decir que Marcelo Fanelli nació en Buenos Aires y vivió gran parte de su vida allí. A su infancia él la describe como muy triste ya que de niño le parecía todo horrible: trabaja
r, las ocupaciones de la gente, la sociedad, el colegio.
Su madre era ama de casa y su padre electricista, arreglaba ascensores. “Mi papá era súper inteligente” dice Fanelli “y nos llevábamos muy mal porque siempre fui la oveja negra de la familia”
Marcelo tiene dos hermanos más chicos que él. Vivian con su familia en Castellar, pero un día su padre vende esa casa y se compra una acá en Gesell y un departamento en Caballito. En ese departamento Marcelo se queda a vivir, a los 17 años, mientras su familia se instala en la Villa. Por entonces Marcelo sólo venía aquí a pasar las temporadas.

El ashram
Como ya dijimos, él tenía una visión muy propia del mundo, pero tal vez su gran cambio o salvación se produjo
a los veintidós años, cuando se va de ese departamento a vivir a un ashram, que en sánscrito quiere decir monasterio.
“Mi maestro me ayudó mucho en un momento en que no le encontraba sentido a la vida. ¿Para qué estoy vivo? ¿Qué gollete tiene estar viviendo en este mundo donde muere gente todos los días, dónde hay catástrofes? La explicación de todo esto es la mente que está mal. Yo ahora ayudo a la gente.”
A partir de allí también realizará viajes por su cuenta “En esos viajes iba a ver a mi Maestro. Fui a EE.UU. y en Europa
a España y a Italia”
Marcelo vivía en el ashram, pero trabajaba en una fábrica en Victoria.
¿Cómo es la vida dentro de un ashram?
“Allí se medita, se ven videos del Maestro. Venían enviados especiales de otros lugares. Yo estuve tres años en ese lugar, que quedaba en Olivos. Después, cuando viajé fui a eventos de otros ashram.
En el ashram había gente hijos de millonarios, gente de mucha guita que solventaba el lugar y los actos. El que no tenía, no pagaba. En esa época eran todos hippies.”
En el ashram muchas veces Fanelli sufría de insomnio. “Porque estás sometido a mucha presión. Convivís con gente que son extraños, aunque yo me hice muchos amigos. A mí me pasó de estar charlando con uno de mis compañeros y que de repente la habitación se volvía dorada, como con una luz dorada impresionante y una sensación de paz. Una experiencia increíble.”
Le preguntamos que expli
cación le da a esta experiencia. “Lo que pasa es que hay partes del cerebro que uno no usa, uno cree que es Dios y es simplemente que estás usando una claridad del cerebro que nunca usaste antes. Yo pienso que es la presencia de Dios. Me pasaba con gente que realmente era

sincera, que practicaba la meditación. Y no sólo a mí, a la otra persona también le pasaba.”

Pero durante una época también corrió peligro por pertenecer a este lugar. “Una vez me salvé por estar con uno de estos hijos de un tipo que era de mucha guita. Porque era la época de los militares y estaban prohibido las reuniones. Pero nosotros nos reuníamos para hablar de la meditación; pero igual nos metieron en cana. Estuvimos una semana presos. Si no estábamos con este flaco que era súper conocido, estábamos hasta las pelotas. No sé que habría sido de nosotros.”

Fanelli estudió para técnico mecánico, agronomía y bellas artes. Trabajó tres años en Ford “Me dediqué a trabajar de dibujo técnico, también a la publicidad. Me había cansado el dibujo de planos para empresas. En esa época se pagaba bien y había muchas industrias. Llegó un momento en que me hartó eso y me dediqué a la publicidad.” Fue director de arte de una revista de computación, creativo publicitario en Molinos Rí
o de la Plata en la elaboración de los envases. Realizó toda la publicidad de un laboratorio: los envases de los remedios, publicaciones médicas y los stands de presentaciones.

Filosofía
Marcelo tiene toda una filosofía de pensamiento que lo hace completamente diferente a lo habitual.
Para él no existe Dios, sino su presencia. “Existe la claridad mental. Cuando vos tenés mucha claridad mental podes discernir mejor que cualquiera.” Sin embargo, él está convencido que cuánto más se sabe más loco se vuelve uno. “Cuando vos más te acercas al espíritu, ves toda la locura que tenés en tu cabeza, te das cuenta que podes llenar un manicomio. Cuanto vos más cerca estás del espíritu, más loco estás. El espíritu entendido como el centro.
Nosotros no sabemos nada, porque somos ignorantes los del occidente. Buda descubrió el funcionamiento de la mente. La mente es algo que se reencarna con el espíritu. Buda descubrió las características de la mente, entre ellas la adherencia. La adherencia es por ejemplo, el apego de la mente a todo lo que ve. No te enseñan nada de eso, a la gente no le interesa, la gente ve Gran Hermano.
Una particularidad de la adherencia es quedarse con lo que el otro dijo, los errores del otro. Eso te limita totalmente: en vez de abrir la mente y contar algo nuevo y hablar de tu experiencia. En vez de crecer por vos mismo, de decir algo que te ayude. Nosotros usamos un porcentaje ínfimo de la mente. Por que la tenemos llena de estupideces; propias de nosotros mismos y ayudados por la sociedad que nos rodea.”

Consumo

También está en contra del consumo desbordado, de la acumulación de riqueza o, mejor dicho, de la desigualdad de la riqueza.
“Lo que dice Castaneda es que ellos, los que practican, con el ensueño pueden viajar a otros mundos paralelos, a otras realidades. Lo que le aconseja el maestro es no interactuar con esas realidades, no tocar, no tener cosas de esa irrealidad porque pueden quedar atrapados, cautivos. Lo mismo pasa en esta realidad; uno acumula cosas, objetos. Trata de vivir en esta sociedad donde están todos locos. Un tipo que juega a la pelotita gana una millonada. Ese juega contra otro que también es millonario. Y la gente paga una entrada para ver a esos dos tarados, para ver cuál de ellos se lleva más plata, mientras que un montón de gente se caga de hambre. ¿Qué sentido tiene todo eso? ¿Eso es una gilada? El mundo funciona así, pero es ridículo.
Lo bueno es que se va a autodestruir. La producción de autos, el humo que largan, esto no lo para nadie. Es muy triste. Yo tengo amigos que hace muchos que no veía y que están en una situación terrible de consumo. El ir detrás de la moneda te degrada, te vuelve ordinario. Tratás con miserables y eso te degrada terriblemente. Eso es lo que veo yo.”
Fanelli cree que nadie quiere enfrentarse a sí mismo. “Sentarse a meditar solo en un cuarto, tratando no de no pensar nada, pero buscando cierta paz dentro de uno, no es fácil, a nadie le importa. Porque ¿con quién están cumpliendo?
El tejido social es muy malo. Si vos sos bueno, no sobrevivís un día. Todo el mundo especula, nos enseñaron a e
specular. Para planear el futuro, para armarte, la sociedad te enseña a especular. Todo el mundo es ventajero, entonces llega un momento en que te da asco tratar con la gente.”
Sin embargo, Fanelli sabe que está inserto en la sociedad. “Hay gente que fabrica usinas, gente que hace cosas para que vos puedas escuchar radio, están laburando para que vos tengas servicio, hay gente que te lleva la basura que vos sacás a la calle, cuando vas al hospital hay alguien que te da una vacuna cuando te sentís mal. O sea que hay cosas que funcionan. Uno vive en una sociedad y hay que aceptarla, sino tenés que ir a vivir a una cueva, que no estaría mal. (se ríe)”

Solo
En cierto tiempo los ashram se cerraron en todo el mundo y Fanelli comprendió que la verdad estaba dentro de él.
“Yo estoy aislado en Gesell, vivimos aislados, no vemos a nadie. Gente que pensaba como nosotros ahora está en la pavada. Yo pensaba quedarme a vivir ahí, en los ashram. Yo sentía que pertenecía a ahí, que tenía mi lugar. Pero cuando se cerraron me di cuenta que en esta vida no hay nada programado. Uno trata de estructurarse en algún sistema y todo se va destruyendo. Entonces te vas quedando sin agarrarte de nada y eso es muy difícil. Ahora nosotros estamos aislados de todo eso. Yo también le empiezo a encontrar defectos a todo eso, aún en el maestro. Yo ya no quiero perder el tiempo. Si la verdad está dentro de uno ¿para qué necesito a alguien más? Yo me siento a buscarla dentro de mí y se acabó. Llegué a un punto en que nadie me puede ayudar, mas que yo mismo, nadie va a limpiar las cosas por mí.”

Gesell y el arte
Marcelo Fanelli se vino a Ge
sell hace trece años, poquito antes de nacer su hija. Acá trabajaba haciendo tarjetas, calcomanía y carteles. Su primer trabajo artístico fue en el Bingo. “En un momento necesitaban un pintor para pintar las paredes del Bingo. Pintarlas de un color liso y hacerle unas ondas en las paredes. Yo en ese momento no tenía tanto laburo de calcomanías y carteles y dije que sí. Después que lo pinté, le mostré mis dibujos para hacer murales. Le hice propuestas y el tipo agarró viaje. Ahí fue cuando le hice los murales y luego le vendí otros cuadros.”
Marcelo Fanelli realiza pinturas, dibujos, murales, máscaras. Confiesa que le gusta “Me gusta el arte. Pienso que es una de las cosas que justifica la existencia. Yo siento admiración por los artistas. Me gusta más el dibujo, pero el arte no te da un mango.”
Sus dibujos y pinturas tienen muchos detalles. En alguno de ellos se ven delgadas líneas, muchas líneas que lo recorren formando la imagen. “Es el estilo Marcelo Fanelli” dice él irónico, pero después se explaya “Es basado en la psicología y en la forma de ver de Castaneda. Castaneda dice que el universo está recorrido por rayos de energía. La materia está compuesta por energía y esta son rayos que se atraviesan y eso corporiza en sustancia la materia. Dentro de nosotros hay un punto más luminoso. Viéndolo como discípulo de esta práctica nosotros somos un huevo de energía, donde hay un punto que brilla más, que es el punto de encaje. El punto de encaje, es el punto de la conciencia del huevo. Ese punto se puede mover y vos podes ver la realidad desde otros puntos de v
ista. No es que cambie la realidad, sino que cambia tu forma de ver. Es lo que pasa cuando uno es chico a cuando es grande.”
Marcelo hace algunos años daba clases de dibujo y pintura. Pero nos explica cierta limitación que hay en la enseñanza. “El sentido de la estética, de hacer algo bello, del buen gusto lo tenés o no lo tenés. Yo te puedo enseñar lo básico, el resto tiene que ser tuyo. Es una cosa que aprendes tratando de ver la belleza y la armonía del arte, pero es difícil de aprender o enseñar, tiene que salir de vos. Vos tenés que poder hacer algo y que eso esté reflejado.”
¿Cómo surge un cuadro, un dibujo?
“Son ideas, cosas que uno piensa, que imagina. Me surge y trato de plasmarlo.
Ya no pienso hacer más de lo mismo que hice. Voy a cambiar de estilo totalmente.”
En sus trabajos se ven siempre animales “porque ellos tienen una belleza especial. Me llegan más que la gente. Hice un cuadro con una mujer y un hombre, pero como un homenaje a mi mamá y mi papá.
Yo estudié fotografía y cuando te recibís entrás en un concurso fotográfico. Yo saqué una foto a un gato detrás de una rejas de una iglesia. Todos los demás sacaron fotos de viejas y viejos. El primer cuadro que dijeron ‘esto no va, esto no se debe hacer nunca’, el tipo que criticaba, el primer cuadro que sacó fue el mío. Yo me paré y me fui a la mierda. Ellos eran estructurados, tenés que hacer lo que el profesor quiere.”

Hoy
La casa, como ya hemos dicho esta llena de detalles que han venido por casualidad hasta allí. “Todas las cosas que ves, las encontramos en la calle o nos la regalaron. Reciclamos todo.” Y en un rincón me muestran una máquina de coser antigua, de esas de pedal y correa, que anda perfectamente; las máscaras son partes de reciclado de otras cosas. “Muchas cosas que nos sirven, estufas, cosas que las usamos para decorar. Quería tener máscaras y las fui armando. Están hechas con mangueras, huevitos kinder, bases de botellas, pedacitos de platos que forma una peineta”
Su visión del mundo, ahora, ya más adulto, no ha cambiado, pero se lo toma con humor “Yo en este mundo no funciono. No soy para vivir en esta sociedad. Soy un marciano. Aunque me ayuden no podría. Lo intenté, lo intenté un montón de veces, pero me echaron de todos lados (se ríe con ganas) Pero tampoco tengo ganas de funcionar. Pero por otro lado hago exposiciones, me trato con la gente.”

La hija de Marcelo ahora está dibujando. A trazo firme figuras humanas de perfectas dimensiones se deslizan en el papel. Junto a ella el elefante que era simplemente blanco se ha convertido en una preciosa escultura del estilo hindú: con los esmaltes le ha dibujado arabescos y líneas. Yo me asombro, pero a ella le parece lo más normal y me dice que está esperando que se seque.

Y así nos alejamos del mundo de Marcelo Fanelli. Una visión parecida y diferente, extraña y cercana.
Siempre es bueno escuchar a otros, enterarse algo de sus vidas. Vidas que transcurren aquí cerca, dentro de unas puertas. Puertas que se abren y nos dejan pasar...