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La Cultura del Aguante - Café Cultura Nación


Extracto de la charla de Pablo Alabarces, perteneciente al ciclo que impulsa la Secretaría de Cultura de la Nación.

Café Cultura Nación fue un ciclo realizado por la Secretaría de Cultura de la Nación donde se realizaron charlas de diversas temáticas en 46 ciudades de 13 provincias del país. Así por ejemplo, hubo charlas sobre los más diversos temas: medioambiente, poesía y en este caso, en el último encuentro en Villa Gesell, sobre “Violencia y Fútbol: ¿Qué es la cultura del aguante?

A la charla asistieron gente joven perteneciente a la Secretaría que organizaban, pero también gente mayor, algunos pertenecientes a grupos políticos y también, periodistas.

Pablo Alabarces, poco después de graduarse en literatura se dedicó a trabajar en temas tales como la cultura popular, la cultura de los medios, el análisis de los medios de masas; de allí que derivó hacia la sociología de la cultura y en ese rumbo se encontró con el deporte y el fútbol en particular.

A comienzos de los noventa, Alabarces advierte que sobre el tema, desde el punto de vista sociológico, no había trabajos realizados. Entonces se propuso construir ese ámbito. En el medio de esta investigación realizó su doctorado en sociología en una universidad inglesa sobre el tema “Las relaciones entre el deporte y el nacionalismo en la Argentina en el siglo XX”. Y se podría decir que estos son los dos temas sobre los que se ha basado en estos últimos años: el nacionalismo y el fútbol y la violencia y el fútbol. Asimismo sobre estos temas ha escrito algunos libros.

En principio Pablo Alabarces observa que el tema de la violencia y el fútbol sólo sale a la luz cuando aparece un muerto, luego cae en el olvido.

Durante la charla se mencionaron diversos casos de violencia en el fútbol, en general aquellos episodios más sobresalientes mediaticamente. Pero queremos rescatar en esta nota los puntos principales sobre los cuales se sostuvo la charla y que a su vez son los ejes de su investigación. Por un lado la corrupción estructural del fútbol argentino, a saber: la dirigencia deportiva, política, policiales, periodistas, árbitros, jugadores, barras bravas, merchandising, etc. Y por el otro lado a la cultura del aguante.

En este último punto nos vamos a detener en esta nota. De todo lo otro también se habló y mucho, pero nos pareció interesante pensar sobre ‘el aguante’.

Lo que refleja Alabarces se basa en un trabajo realizado con pruebas científicas, en trabajo de campo, en prueba documental, especialmente en la investigación etnográfica, que él la describe como: “sencillamente, antropólogos entrenados que no se infiltran, sino que se presenta ante la hinchada y dice ‘buenas, vengo a investigarlos’, y pasa con la hinchada uno, dos, tres años.” De esta manera se logra saber lo que es la violencia en el fútbol desde sus propios actores.

Violencia

“Acá no hay inadaptados” aclara Alabarces “no hay salvajes, irracionales, no hay animales, no hay excepcionalidades, no hay fenómenos arbitrarios ni azarosos. Si no que todo pertenece a una lógica minuciosa, compleja, absolutamente reconocible y entendible que se llama ‘cultura futbolística argentina’. Dentro de la cual la violencia es la norma, no la excepción. La violencia es la pauta que estructura toda la cultura futbolística argentina.” Dentro de la cual entonces uno puede no pegarle a nadie pero si realiza la violencia verbal: ‘viste como corrían los p... de Tigre’.

Así, la violencia no es una excepción, como se dijo, sino una manera de entender el mundo un sistema moral dentro del cual la violencia es legítima. “Es lo que nosotros desde hace tiempo hemos llamado ‘la cultura del aguante’.”

El Aguante

Para Alabarces ‘el aguante’ es, por un lado, una estética. Es decir una forma de entender, por ejemplo, el cuerpo. Donde los cuerpos sociales legítimos (alto, flaco) no son los más legítimos en el aguante, sino la panza, el ‘tipo groso’, porque es el tipo más grande para la pelea.

Por otro lado, ‘el aguante’ es una retórica. Es decir una seria de lenguajes que muestran una concepción del mundo, basado en la metáfora de la sexualidad. Un lenguaje profundamente masculino, machista. “El mundo se divide entre los del palo y lo pu... ¿Quiénes son los pu...? Los que no tienen aguante ¿Qué se hace con ellos? Cogérselos.” Es una retórica que también está impregnando el lenguaje cotidiano: ‘tener huevos’, ‘hay que poner huevos’, etc.

Pero además de una estética y una retórica, el aguante es una ética, un sistema moral. No es una ideología, sino una moralidad, una ética que dice lo que está bien y está mal y en determinados contextos. “No se trata de un fenómeno de irracionalidad, sino que se trata de una moralidad perfectamente racional que dice que: en el espacio del fútbol o, relacionado con el fútbol, hay que demostrar que se tiene más aguante. Y la única manera de demostrar aguante es con el combate. El aguante no consiste para los hinchas en ir a la cancha, llevar banderas y alentar. El aguante para los hinchas consiste en determinadas ocasiones, demostrar en el combate que se tiene más aguante que el otro. En este juego lo único válido es el cuerpo no el cántico.”

Por otro lado Alabarces dice que el aguante no sólo debe ser demostrado en el combate sino también en el consumo de sustancias adictivas. “No es que hay violencia porque los pibes se ponen de cabeza y están drogados y beben. No. El uso del alcohol y de las drogas es profundamente racional y obedece a la moralidad. Beber mucho, drogarse y no ponerse loco demuestra aguante. Mientras que por el contrario el que bebe mucho y se pone de la cabeza, no tiene aguante, es un blandito.”

Por otro lado Alabarces observa que el aguante tiene un beneficio. En el caso de la barra brava, es fundamentalmente económico. Pero en el caso de las hinchadas chicas, el beneficio es moral y simbólico. “Un tipo que tiene aguante pasa a ser, no digo un líder social, sino una persona inserta en redes comunitarias que lo reconocen como un sujeto legítimo. Lo que antes obtenía el veterinario, el doctor, el comerciante del pueblo, también se adquiere perteneciendo a la hinchada.” Así ese sujeto es saludado, festejado y reconocido como un sujeto de importancia. “Esto le permite por ejemplo, no hacer cola en el hospital, conseguir trabajo, y hasta inclusive seducir mujeres. Es pura ganancia.”

“La cultura del aguante, es pura racionabilidad.” Insiste Alabarces “Todo es perfectamente explicable con dos condiciones: que uno entienda que es un mundo que debe ser explicado con la voz del actor real y no por la voz del que lo mira de afuera y lo condena. Y en segundo lugar, implica reconocer que nuestra sociedad es una sociedad compleja, que en consecuencia pueden coexistir moralidades, visiones del mundo que sean complementarias y en algunos casos adversos.”

Alabarces reconoce la cultura del aguante no solo en el ámbito futbolístico “Uno también lo puede percibir en el rock, lo puede percibir en las bailantas todos los fines de semana; lo puede percibir en la vida cotidiana y no sólo de nuestras clases populares, porque es un fenómeno que está atravesando múltiples clases sociales.”

Estudiando la cultura del aguante, un antropólogo que trabaja con Alabarces dice “La pregunta no es ¿Por qué hay violencia en el fútbol? La pregunta correcta sería ¿Por qué no habría de haberla? teniendo en cuenta justamente todo este cuadro social.”

¿Solucion?

Para Alabarces, la solución puede ser posible en el reconocimiento de lo que mencionamos en un principio: el reconocimiento de la corrupción de todo el fútbol y su influencia y la cultura del aguante. Una solución sería posible con “un cambio institucional, económico, político de envergadura en el ámbito del fútbol; pero también un cambio cultural profundo en la cultura futbolística.

Que la lógica de la pasión se entienda como contrato afectivo que no implica la muerte del otro. Pero que también la lógica capitalista aparezca regulada, transparente. Porque sino la contradicción es absolutamente insolucionable.”

Preguntas, no debate.

El afiche de Café Cultura Nación decía abajo: “Un espacio para la construcción de ciudadanía. Programa federal que promueve el diálogo y la reflexión para la construcción de una sociedad más democrática y participativa”

Sin embargo a la hora del debate, surgieron ciertas preguntas, pero todas orientadas al disertante y donde la oposición a su idea fue cortada y menospreciada en varias oportunidades, y en una ocasión con una frase “por favor, no polemicemos”.

Esto llamó nuestra atención ya que por un momento pensamos que íbamos justamente a eso: a polemizar, a discutir, a debatir. Y dicho debate se comprende siempre sobre ideas no iguales, sino ¿sobre qué vamos a debatir si estamos todos de acuerdo y lo sabemos todo? Mas aún, cuando algunos conceptos dados como “verdaderos” (tales como que el consumo de droga en el aguante es racional y controlado, por mencionar uno) no eran compartidos por todos, pero que sin embargo no se estaba en condiciones de disentir, de pensar, de proyectar una idea desde un punto diferente, más no sea de la opinión.

Más allá de esta observación en las preguntas y aportes de los que asistieron a la charla se tocaron temas tales como: la violencia del fútbol llevada al ámbito educativo donde los niños actúan con este modelo de combate, la cultura del aguante en el rock, la droga, los medios de comunicación, entre otros.

Faltó quizás la relación con respecto a nivel local, donde ha habido casos de violencia en el fútbol.

En resumen, una ponencia interesante, pero que, se volvía amena en la concordancia y áspera en la discordancia. Punto que contradecía justamente el lema del encuentro.

Ah! Café en jarrito Cultura Nación a $ 3,50 o $4, según sea sólo o cortado.