sábado

Lecto-pensadores que escriben


Nuestros lectopensadores también escriben lo suyo y escojemos dos relacionados
con el tango....

Bonnie Favelis de “El espejo infinito“

Querido
He llegado. El olor de Buenos Aires se mezcla con el mío, tararear un tango fue la mejor ocurrencia. "Argentinos por esa fila " -dijeron. Yo me arrastro en el cansancio. Qué lejos que estamos! Voy camino a casa. En cualquier lugar donde me siento me duermo. "Señora...su equipaje -dijo el hombre de uniforme-". Ah gracias. Subí al Tienda León. Me desmoroné. Cómo voy a recuperar las cinco horas que me quitó el primer mundo? Después...Creo que soñé con caracoles rosas y celestes. A las tres y media de la madrugada alguien me despertó, leí en la penumbra un cartel que decía Mar del Plata.-Lleve a la pasajera al departamento que reservó el Escribano -fue la orden de la joven recepcionista del Apart" Lo que sigue lo olvidé.
Cuando desperté era una mujer nueva. Comencé a recorrer la cama inmensa con mi cuerpo. Y ahora que hago?. Por dónde comenzar?. Escribiré una carta. Sonó el teléfono. Era él. Bienvenida hermosa. Voy a buscarte.
Ya en casa. Todo era una fiesta.
Contá , decí algo. Hablaban todos a la vez. Y ahí me eché a llorar. Quería correr a la montaña, a buscar agua del lanjarón .A seguir las indicaciones de mi voz interna.
Callada, miré alrededor.
La bombilla y el mate estaban en el mismo lugar. El almanaque tenía la fecha del día de mi partida. El hombre que decía extrañarme, sí, el que vos conocés, ese que tiene sangre gallega y que me canta, me besó dulcemente. Traía en sus manos dos rosas rojas.-Para vos me dijo, divina....estás divina. Y me desplomé en sus brazos.
Ay el amor!!!
Gracias, gracias por los días que me reg alaste . Nunca, jamás los voy a olvidar. te quiero.
Bonnie
Posdata.Estoy leyendo "El enigma de parís" es bueno.


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Erika Madrid de su libro “Ayer Buenos Aires

De tan


Hoy amor de tango
hay tango sonando, tango
rabia destraba el taco
del que baila
cruce y salto en el
rectángulo de madera lustrada.


Él descubre la sangre
que a ella le viste
la garganta
y la bebe como vino
que dócil le ofrece en gracia.

¡Ay si ella supiera que a veces la ama!
Y si supiera él que su vestido
al saberlo de tango se entusiasma.

Por el salón andan virando
sus ojos de hierro forjado
dueño únicamente cuando
el golpe de su brazo
le dice mujer, al tomarla.

No hay quien sepa el
alma milonguera encadenarles
tras un taco y el cruce.
No tiene patrón el amor, ni
se lo juna pipiándolo por el aire.